La sonriente rubia de la foto es Sylvie Imbert, una maquilladora francesa que ha trabajado con los grandes nombres de la industria de nuestro cine… y que tuvo un ‘papel protagonista’ en que yo me dedicase a este maravilloso mundo de no-ser-todo-el-rato-yo.
Cuando me presentaron a Sylvie el primer día de rodaje de una película en que yo estaba en el equipo de Dirección -allá por el 2003- creyó… que yo era una de las actrices.
Cuando le dije que no, ella con ese empaque que tiene cuando habla y su maravilloso acento francés, me dijo: “-Pues deberías”.
Durante semanas me lo repitió una y otra vez, me dijo toda clase de cosas amables y generosas (sobre todo sobre mi físico, algo difícil de encontrar entre mujeres), bromeaba con hacerme retoques de maquillaje a menudo!
Le gustaba mi cara y, aunque yo aseguraba que con eso no basta, sugería que al menos «era una forma de empezar, entrar, llamar la atención y luego ya demostrar«… debía intentarlo…
Cuando terminó el rodaje me matriculé en una escuela de interpretación.
Y hasta hoy.
Obviamente ya había algo dentro y, de manera sencilla y natural, resonó.
La semana pasada nos reencontramos en un cortometraje, maquillándome estilo años 20 y siendo encantadora…
Gracias Sylvie, al fin y al cabo si alguien merece aparecer en esta esquinita web que dedico a mi vida de actriz, eres tú.
*No te pierdas la entrevista de cine que le he hecho tras ganar su segundo Goya ;)
Trackbacks/Pingbacks