Recuerdo el momento: leí el correo en que me confirmaban que había sido elegida para participar en un taller de dirección de actores en el que Jaime (IMDb) transmitiría su experiencia a alumnos de la Escuela de Cine de Madrid (ECAM).
No diré euforia pero sí ilusión.
La Dirección de actores con Chávarri
Cuando se tiene en la cabeza lo que todo el mundo conoce sobre Chávarri -(Wikipedia)- qué menos que la ilusión por ‘volver al ruedo’ a compartir unas semanas de trabajo actoral, entrenamiento… pero sobre todo análisis de texto.
Sí, porque lo que me encontré fue una mente clara para, en poco más de 20 segundos, desglosar la dramaturgia de una escena dándole interés, calado, juego, tensión y clímax.
Sin haberla visto nunca antes.
Le presentaban una secuencia y él, de forma inmediata, daba unas directrices para hacerla interesante dejando la propuesta lejos de un resultado evidente.
Elegí para mi primer pase la secuencia de una serie nacional con la que me convocaron una vez a su casting.
JAIME
¿Qué secuencia has elegido?
YO
(…)
Dudé un momento, pero no por no estar segura de mi elección sino porque sabía que se produciría un sordo murmullo, esa ligerísima pero palpable tensión de cuando la gente no considera tu texto propuesto ‘a la altura’.
Porque claro, hay que ir de muy guay y muy cultureta y elegir cosas que te hagan quedar como el gran cinéfil@ que eres… y mostrar que sabes de ‘esto del filmar’ interpretando a la Streep, a Brando, a Robert de Niro…
Esos suspiros y miradas soslayadas de cuando la gente tiene prejuicios. Creo que darse se dieron.
Fue, no entre los compañer@s actores (no es corporativismo, es que estamos más bregados en eso de experimentar sin creernos la monda), sino entre los aspirantes a director/a… ¿Quién no ha sido condescendiente y/o petulante en sus años de estudiante (…ah! no, de ‘profesional en formación’)? La primera yo, pero esa es otra historia…
Por parte de Jaime no.
De hecho, cuando acabó el primer pase, una de las primeras cosas que dijo era que el texto estaba perfectamente elegido*: una escena entre dos fuerzas en la que una ostentaba claramente el poder, había tensión y enfrentamiento. Y al final ganaba un personaje sobre el otro jugando la baza de ejercer ese poder.
En definitiva que era, salvando las distancias, parecida a las construidas sobre la mafia en ‘El Padrino‘ (¡toma Brando, toma De Niro!… perdón): un pulso entre dueña de burdel y ‘señorita de moral desviada‘ subalterna.
JAIME
¿Cuál es el texto?
YO
Una escena de… ‘Sin tetas no hay paraíso‘.
No sé quien sería el guionista (de hecho seguramente serían dos: un escaletista que la armó y otro dialoguista que ‘la vistió’, gracias maj@s) pero que sepan que allí, entonces, nos fue muy útil, nos enseñó muchas cosas… y no sólo sobre interpretación.
Claves que destaco de lo que opina Jaime Chávarri
- El problema de la dirección de actores es que se quiere hilar muy fino y bordar cada frase en momentos en que los personajes son todavía ‘muñecos’, todavía no están vivos, cuando los actores todavía no están entregados a la escena. En cuanto estén entendiendo qué les pasa a ‘esos dos seres que se encuentran’ les podremos meter lo que pretendemos.
- Si tienes oficio (cumplido que a mí me regaló… «-Si no lo dices revientas, maja«) en 2-3 minutos tienes las herramientas que necesitas para hacer lo que te piden.
- En las escenas, si no te dejas afectar por el otro, si sólo estás encerrado en lo tuyo, todo se deshilacha.
- La energía no va por frases, sino por situaciones. La mantienes hasta que algo pasa y la hace subir o bajar.
- Si la escena es muy complicada ir a favor de texto siempre ayudará, aunque los personajes mienten más que hablan no te metas en trampas.
- Hay muchas verdades… hay que elegir una y trabajar.
- En un taller no interesa la Narrativa sino el Análisis: da igual la escena informando en su contexto de serie/peli/etc. Lo que importa es qué le pasa a un personaje A y a un personaje B y el trabajo con la curva de dos actores. Así que, para escenas aisladas, desentrañar los ‘primarios’ de la situación dramática. Algo exprés: ¡los miedos de los personajes!
- En Dramaturgia, parámetro de «tragedia griega» significa que, en cualquier época, en cualquier parte del mundo, es entendible y reconocible (conflicto madre e hijo, etc).
- Y algo divertido… el Plano mueble-bar: si hay alguna parte del texto que se le resiste a algún actor/actriz o no le sale como tú quieres ¡hala! a servir una copa… de espaldas.
A un ‘tallercito’ para entrenar en mentir profesionalmente creo que no se le debería pedir más.
* No sé si él notó aquella casi imperceptible sensación mía de no estar segura de si decir de dónde provenía la escena… Puede que lograra intuirlo y me quisiera brindar seguridad (algo que todo director -o aspirante- debe hacer como buen entendedor de la psicología humana) con sus palabras reconociendo como acertada la elección. Quizás…
[ACTUALIZACIÓN: He vuelto a este taller de la Escuela de Cine de Madrid cinco años después… Obviamente en ese periodo he crecido, evolucionado, trabajado más -por ejemplo en El Olivo de Icíar Bollaín- o descubierto otros maestros -como Lima- y mi visión no podría ser la misma ni aunque quisiera. Esta vez no he podido dejar de percibir la diferencia entre aquellos directores que conocen el ‘oficio íntimo’ de los actores o quien no lo ha experimentado nunca… En el primer caso siempre comprenderá que la base de la interpretación libre, comprometida, expuesta y ‘desde dentro’ se basa en esa relajación que a la vez se cimenta en la confianza… Si alguien en vez de acompañarte pone, el foco de la persona que está trabajando con sus emociones, en lugares equivocados o con comentarios… no malintencionados pero quizás tampoco pertinentes… esos ‘seres frágiles’ que son los actores darían, seguro, mucho más de sí. Recordando lo ya citado más arriba:
El problema de la dirección de actores es que se quiere hilar muy fino y bordar cada frase en momentos en que los personajes son todavía ‘muñecos’, todavía no están vivos, cuando los actores todavía no están entregados a la escena.